«No hay reglas en la Pintura, la opresión u obligación servil de hacer estudiar o seguir a todos por un mismo camino, es un gran impedimento para los jóvenes que profesan este arte tan difícil. El que más se haya acercado, podrá dar pocas reglas de las profundas funciones del entendimiento que para esto se necesitan, ni decir en qué consiste haber sido más feliz tal vez en la obra de menos cuidado, que en la de mayor esmero.
No encuentro otro medio más eficaz de adelantar las Artes, ni creo que la haya, sino el de premiar y proteger al que despunte en ellas; el de dar mucha estimación al Profesor; y el de dejar en su plena libertad correr el genio de los Discípulos que quieren aprenderlas, sin oprimirlo, ni poner los medios para torcer la inclinación que manifiestan a este o aquel estilo.
Tampoco se debe prefijar el tiempo para estudiar Geometría ni perspectiva para vencer dificultades en el dibujo, por que éste mismo las pedirá necesariamente a su debido momento cuando se enfrenten a un problema determinado».
Francisco de Goya y Lucientes. Fragmento del Informe sobre la Enseñanza de las Artes dirigido a la Real Academia de San Fernando el 14 de octubre de 1792.